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Showing posts from May, 2018

LIII. La letra con sangre entra.

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Muy contentos de regresar de vacaciones, comenzamos clases en nuestro querido colegio " La Salle ". comenzaba la secundaria donde dejamos de ser niños para siempre. Ya nos llamaban señores. Los legos tenían obsesión por la letra clara y bonita. Aprendiamos a escribir utilizando cuadernos especiales de caligrafía, estos tenían cuatro líneas de guía por fila. Dos pequeñas al medio y una más separada arriba y otra similar abajo. La letra mayúscula debía topar la línea superior y la inferior si es del caso, como la letra " G ", todo en letra cursiva, con pluma subiendo finamente y acentuando cuando bajabas. La pluma debía estar bien quemada y con suficiente tinta. Todo un arte, pero se lograba tener muy buena letra. Hoy muchos niños y jóvenes ya no saben escribir.  Todos mis hermanos teníamos la habilidad necesaria. Lamentablemente, quienes manchaban una hoja o no lo hacían con belleza y perfección, eran humillados frente a sus compañeros con burlas, insultos y adici

LII. Regreso de vacaciones

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Se termina una de mis vacaciones más recordadas en El Corazón, Cantón Pangua de la provincia de Cotopaxi. Cuando conversamos en casa sobre lo bien y novedoso que pasamos juntos con mi querido hermano Galo, mi padre no podía creer que regrese con sesenta y seis sucres, habiéndome dado sesenta al comienzo de las vacaciones. Me reuní con mi hermano Marcelito y enseguida muy contentos fuimos a los Almacenes " Chimborazo",  en la calle Flores, a una cuadra de Santo Domingo. En esa época no era usual que dos niños entren a hacer compras en un almacén tan grande. Estos almacenes se distinguen por vender artículos de cuero. Después de haber mirado toda la tienda, decidimos comprar dos chompas de cuero y cuatro guantes de boxeo. Salimos felices  y con el "vuelto", subimos a la calle Guayaquil y Chile, a los helados de copa de " San Agustín ", donde disfrutamos de los mejores helados de Quito, acompañados de unas deliciosas quesadillas. Cuando llega

LI. Fin de vacaciones.

Jesús me preguntó como terminaron esa vacaciones en el Corazón. Bueno, muchísimas cosas que conocer. Los sábados iba a ver la pelea de gallos en la namaña que todo el pueblo esperaba para hacer sus apuestas. Recordaba los consejos de mi padre : " nunca esperen hacer dinero con apuestas y juegos de azar", palabras generosas y sabias. Un Domingo de Agosto de 1964, llegaron más primos a compartir unos días. Celestino nos llevó junto a sus hijas y el Varón a una gira por Moraspungo y la Maná. Se contrataron dos camionetas y para mí y felicidad  de otros, Blanca se unió al paseo. Varios primos Caicedo Atiaga participaron de está linda experiencia, donde por primera ocasión oí por parte de Celestino la expresión : " vamos a comer yuca de la mata a la olla". Lo primero que se me ocurrió no les puedo conversar, ya que pensé que iban a poner una maravillosa mata de yuca en una olla y me exigirian comer. Decidí esperar a llegar a la plantación y ver como estas raices eran s

L. Blanca en el Corazón. Video

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Llegó al Hotel del Celestino una chica de aproximadamente diez y ocho años, llamada Blanca . En poco tiempo y a mis diez años, comencé a apreciar la belleza femenina. Era una encantadora chiquilla con su pelo largo,  divinos ojos claros, tez blanca, dueña de un cuerpo muy hermoso y de un carácter extremadamente agradable. Su sonrisa atraía a quien se ponga delante de ella, el profesor de la Escuela era el más embelezado, sospecho que también le impactó  a mi hermano Galo, no sé si al mismo Celestino y a su hijo el Varón. Su caminado balanceado y elegante hacía que todo el mundo siga cada movimiento y su pelo flotaba con el viento. Usaba vestido alto que dejaba ver unas piernas bien formadas, no se podía ver una sola imperfección. Solamente de recordarla  se me para la respiración, o no sé si se agita el corazón. Pronto empezaríamos a conocernos mejor, le encantaba escuchar la música que  yo ponía en la rocola AMI, de Celestino. Me pedía una y otra vez, muchas veces que

L. Blanca en el Corazón

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Llegó al Hotel del Celestino una chica de aproximadamente diez y ocho años, llamada Blanca . En poco tiempo y a mis diez años, comencé a apreciar la belleza femenina. Era una encantadora chiquilla con su pelo largo,  divinos ojos claros, tez blanca, dueña de un cuerpo muy hermoso y de un carácter extremadamente agradable. Su sonrisa atraía a quien se ponga delante de ella, el profesor de la Escuela era el más embelezado, sospecho que también le impactó  a mi hermano Galo, no sé si al mismo Celestino y a su hijo el Varón. Su caminado balanceado y elegante hacía que todo el mundo siga cada movimiento y su pelo flotaba con el viento. Usaba vestido alto que dejaba ver unas piernas bien formadas, no se podía ver una sola imperfección. Solamente de recordarla  se me para la respiración, o no sé si se agita el corazón. Pronto empezaríamos a conocernos mejor, le encantaba escuchar la música que  yo ponía en la rocola AMI, de Celestino. Me pedía una y otra vez, muchas veces quería que le repit

XLIX. Vacaciones en El Corazón.

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Galito, mi hermano mayor y yo, tuvimos un anuncio por parte de nuestros padres que en esta ocasión iríamos los dos hermanos a pasar unas vacaciones en El Corazón. Nos llenamos de alegría adicional al saber que mis papis nos daban cincueta sucres a cada uno para gastos ocasionales durante la estadía de seis semanas en el Hotel de Celestino Cueva, muy amigo de mi padre. Galito tenía quince años y yo por cumplir doce. Luego de las vacaciones, iríamos a quinto y primer curso de Colegio respectivamente. Luego de salir en bus desde el terminal de el Cumandá en Quito, llegamos a Latacunga, donde nos esperaba un camión que nos llevaría al Corazón,  capital del Cantón Pangua en la Provincia de Cotopaxi. Después de un viaje de más de doce horas, recorriendo caminos de pésima calidad, llegamos a un pueblito maravilloso, donde parecía  el sitio que Dios había escogido para poner un campamento dentro de la selva ecuatoriana. Celestino y su esposa nos recibieron con un abrazo que no podré olvida

XLVIII. Papá Manuelito.

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Papá Manuelito Jesús me permitió recordar que Pabito tuvo un hermano menor de nombre Manuelito, también de Tanicuchí ,  querido y respetado por todos. Pabito y Manuelito fueron hijos únicos de Rafael Atiaga y Margarita Escobar. Nunca conocí a esta pareja que gracias a su amor hemos tenido la felicidad de compartir el mundo que Dios creó. Papá " Manuelito ", fue casado con Rosita Escobar y tuvieron siete hijos, tres de los cuales son ángeles del Señor, ya que fallecieron siendo muy niños. Los otros cuatro son Angelita casada con Rafael Ramos, Elvita con Jorge Ramírez, Tarcilita y Edguitar.  Hermano de Pabito, de apariencia impecable, lucía un traje perfectamente planchado y camisa blanca almidonada, corbata muy bien anudada. Caminaba por Latacunga y Tanicuchí con mucha elegancia, junto a Rosita y sus cuatro hijos. Saludaba con todos y era muy buen conversador. Sus cuatro hijos tuvieron al igual que sus primos, mucha dedicación a tareas propias del magisterio, Tarcilita