LIII. La letra con sangre entra.
Muy contentos de regresar de vacaciones, comenzamos clases en nuestro querido colegio " La Salle ". comenzaba la secundaria donde dejamos de ser niños para siempre. Ya nos llamaban señores.
Los legos tenían obsesión por la letra clara y bonita. Aprendiamos a escribir utilizando cuadernos especiales de caligrafía, estos tenían cuatro líneas de guía por fila. Dos pequeñas al medio y una más separada arriba y otra similar abajo. La letra mayúscula debía topar la línea superior y la inferior si es del caso, como la letra " G ", todo en letra cursiva, con pluma subiendo finamente y acentuando cuando bajabas. La pluma debía estar bien quemada y con suficiente tinta. Todo un arte, pero se lograba tener muy buena letra. Hoy muchos niños y jóvenes ya no saben escribir. Todos mis hermanos teníamos la habilidad necesaria. Lamentablemente, quienes manchaban una hoja o no lo hacían con belleza y perfección, eran humillados frente a sus compañeros con burlas, insultos y adicionalmente con el ritual de extender la mano y recibir un " reglazo " por parte del lego que satisfacía asi su furia reprimida por su condición de hombre insatisfecho.
Luego de tres semanas de iniciado el año lectivo 1965 - 1966, llamaron a una reunión general de padres de familia y el Hermano Cornelio se dirigió a toda la asistencia a informar las disposiciones generales del Colegio. Mi padre, hombre con extrema cultura, lider del magisterio, pesidente de la UNE y conocedor de las modernas políticas y estrategias educativas, escuchaba atentamente al rector. De pronto, este ilustrado lego, que se creia dueño de la verdad y del colegio, comenzó a explicar la política de la " letra con sangre entra ", a lo que mi padre pidió la palabra y esa reunión con presencia de mil personas, con sus conocimientos modernos y dotes de orador, le explicó al rector y todos los profesores y público en general que nadie tiene derecho de agredir a un alumno, que ni siquiera los padres de familia lo podían hacer en casa.
El rector permitió que mi padre termine su intervención ya que era un diputado muy conocido y respetado. Era un viernes de octubre de 1965.
Tomó la palabra el hermano Cornelio de Jesús y le dijo a mi padre que era una política educativa lasallana y que podía retirar a sus hijos si no estaba de acuerdo.
El lunes siguiente, mis hermanos y yo, estábamos en el nuevo Colegio Cardenal Spellman. Galo en quinto curso, Marco en segundo curso, Marcelo en sexto grado y yo en primer curso.
Jesusito me dijo muy firmemente que mi padre tenía toda la razón, que El habría hecho lo mismo. Qué cuando los legos van al infierno reciben reglazos del diablo todos los días, y comenzó a reír dulcemente.
Ya en el Colegio Spellman.
Jesusito me dijo muy firmemente que mi padre tenía toda la razón, que El habría hecho lo mismo. Qué cuando los legos van al infierno reciben reglazos del diablo todos los días, y comenzó a reír dulcemente.
Ya en el Colegio Spellman.
Tu padre hizo lo correcto.
ReplyDeleteTu padre hizo lo correcto. No permitir que sus hijos sean maltratados . La letra ño entra con sangre sino con guía y amor. Ahí tienes el ejemplo de tu tía Tarcilita y otros maestros.
ReplyDelete