L. Blanca en el Corazón. Video
Llegó al Hotel del Celestino una chica de aproximadamente diez y ocho años, llamada Blanca . En poco tiempo y a mis diez años, comencé a apreciar la belleza femenina. Era una encantadora chiquilla con su pelo largo, divinos ojos claros, tez blanca, dueña de un cuerpo muy hermoso y de un carácter extremadamente agradable. Su sonrisa atraía a quien se ponga delante de ella, el profesor de la Escuela era el más embelezado, sospecho que también le impactó a mi hermano Galo, no sé si al mismo Celestino y a su hijo el Varón. Su caminado balanceado y elegante hacía que todo el mundo siga cada movimiento y su pelo flotaba con el viento. Usaba vestido alto que dejaba ver unas piernas bien formadas, no se podía ver una sola imperfección. Solamente de recordarla se me para la respiración, o no sé si se agita el corazón.
Pronto empezaríamos a conocernos mejor, le encantaba escuchar la música que yo ponía en la rocola AMI, de Celestino. Me pedía una y otra vez, muchas veces quería que le repita la misma y misma canción. Siempre andaba de humor y se ponía a bailar sola, me invitaba a hacerlo y yo ni siquiera sabía cómo empezar. Movía su lindo cuerpo con total armonía y a mi me parecía que el tiempo mo pasaba, solamente quería entender cómo podía ser tan atractiva. Mi vocación de servicio a Dios, comezaba a ser reemplazada por la de admirar una mujer.
El profesor de la Escuela, junto a Celestino, nos invitó a hacer un paseo cerca de un río de limpias aguas con una pequeña cascada de milimétricas gotas de agua transparente.
Había que bañarse en esa refrescante agua. Todos habíamos llevado un terno de baño, pero no sabíamos donde cambiarnos. Blanca me pidió que le acompañe y que le cuide verificando que no haya ningún curioso que pueda admirarle mientras se desnudaba para ponerse un diminuto traje de baño. Le dije que yo cuidaría y así lo hice.
Saltamos a nadar en el río y yo no tenía ojos para nadie, solamente quería ver ese cuerpo y pelo mojado que el agua la abrazaba por completo. No sentí ni un poco de frío, solamente el calor interior que me probocaba tanta belleza. Una vez que terminamos de bañarnos todos, Blanca nuevamente me pidió el favor de cuidarla mientras se vestía.
Me dí cuenta que Jesús estaba muy complacido con la descripción y me dijo que justamente así Dios creó al ser mas perfecto de la creación : la mujer.
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