XXVI. Mi vocación
Jesús, me resulta muy díficil contarte acerca de mi vocación, por favor ayúdame.
Luego de mi primera Comunión contigo, quede tan entusiasmado con tu maravillosa presencia en mi cuerpo, que ya no queria que te vayas, al contrario, deseaba como un hambriento desea un pan, tu presencia permanente.
Converse sobre esto que me estaba sucediendo con el Hermano Gabriel, él quedó muy impresionado y me dijo que no estaba muy seguro de saber que me sucedió.
Enseguida conversó con el Hermano Isidro, rector de Colegio y el a su vez con otros religiosos.
Luego de una semana, me llamarían a conversar. Después de una larga reunión me dijeron que muy posiblemente Dios me estaba llamando a ser religioso. Les converse que hace pocos meses no queria saber nada de curas ni le legos. El hermano Gabriel me dijo que Dios daba ese tipo de sorpresas, que lo que yo tenía era una vocación religiosa.
Muy contento fui a casa a conversar con mis padres sobre esta gran nueva.
La cara de preocupación de mis padres me hizo llorar, pensé que no estaban de acuerdo y que no lo permitirían.
Desde ese día, los hermanos cristianos decidieron que debía tener más acercamiento a la religión. Me dieron clases de religión junto con otros niños.
Era tal mi interés que empecé a estudiar la vida de San Juan Bautista de la Salle y del hermano Miguel, de otros santos.
Pronto me pregunté yo mismo una definición de vocación. Enseguida descubrí que mi objetivo era servir a Dios, a la juventud y convertirme en un santo ecuatoriano.
Todos en casa, en la escuela y en la familia, creyeron en mi vocación religiosa, dentro de los Hermanos Cristianos.
Jesús me escuchaba sin pestañear.
Luego de mi primera Comunión contigo, quede tan entusiasmado con tu maravillosa presencia en mi cuerpo, que ya no queria que te vayas, al contrario, deseaba como un hambriento desea un pan, tu presencia permanente.
Converse sobre esto que me estaba sucediendo con el Hermano Gabriel, él quedó muy impresionado y me dijo que no estaba muy seguro de saber que me sucedió.
Enseguida conversó con el Hermano Isidro, rector de Colegio y el a su vez con otros religiosos.
Luego de una semana, me llamarían a conversar. Después de una larga reunión me dijeron que muy posiblemente Dios me estaba llamando a ser religioso. Les converse que hace pocos meses no queria saber nada de curas ni le legos. El hermano Gabriel me dijo que Dios daba ese tipo de sorpresas, que lo que yo tenía era una vocación religiosa.
Muy contento fui a casa a conversar con mis padres sobre esta gran nueva.
La cara de preocupación de mis padres me hizo llorar, pensé que no estaban de acuerdo y que no lo permitirían.
Desde ese día, los hermanos cristianos decidieron que debía tener más acercamiento a la religión. Me dieron clases de religión junto con otros niños.
Era tal mi interés que empecé a estudiar la vida de San Juan Bautista de la Salle y del hermano Miguel, de otros santos.
Pronto me pregunté yo mismo una definición de vocación. Enseguida descubrí que mi objetivo era servir a Dios, a la juventud y convertirme en un santo ecuatoriano.
Todos en casa, en la escuela y en la familia, creyeron en mi vocación religiosa, dentro de los Hermanos Cristianos.
Jesús me escuchaba sin pestañear.
Comments
Post a Comment