XXI. Pepito

Jesús, te va a llamar la atención lo que te voy a contar. Bueno, ya me animo a contarte. Mis padres me bautizaron con el nombre de aquel santo maravilloso que se llamó José. Este nombre en Ecuador y en muchos lugares es muy común, pero muy pocos me conocen como ese nombre. Mi madre, mi padre y mis hermanos me llamaban Pepito.  En la escuela Pepe o Pepito. En el colegio me conocen como Pepucho. En la universidad como Pepito y Pepe. En mi trabajo como José, Pepe, Pepito y Pepín.
La dulzura con la que mi madre y mis tías que me decían Pepito, marcó en mi una satisfacción muy grande cuando me llaman Pepito.
Le regresé a ver a Jesús y me dijo que mi mamita habla con El mucho de su Pepito.
Le sonreí y le conversé que yo también fui muy cariñoso y admirador de tan linda mujer que escogió para que sea mi madre. Recuerdo una vez que llegó después del trabajo, era una querida profesora del Colegio de señoritas Simón Bolívar, salí contento a abrirle la puerta, y alcancé a pronunciar : " Que belleza de mujer", estas tres palabras le gustaron tanto a mí madre Marujita que jamás se le olvidó y contaría está anécdota a todos sus conocidos.
 Jesús me ofreció tratarle de esa manera a su padre. Le aseguré que le va a gustar.

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