XLII. La confesión.
Los partidos de fútbol de los primos eran muy competitivos. Los Esqueletos tenían el mejor técnico, mi hermano Galito; mientras que los Huracanes los mejores y rudos delanteros. Usábamos las canchas de la Escuela Isidro Ayora, a pocos pasos del Parque Vicente León. Los Esqueletos llegaron inclusive a diseñar su propio uniforme.
Mi hermano Galito, además de ser un gran y correcto futbolista, era un locutor de primera categoria, al mejor estilo de Carlos Rodriguez Call, el mejor en esa época. Era tan bueno locutando Galito, que alguna vez que le oyó mi tío Wilson, le ofreció entradas a la tribuna del fúbol prefesional.
Eran tan apasionates los partidos de fútbol entre los Esqueleos contra los Huracanes, que al final de uno de ellos, hubo una gresca entre primos, que habría que resolverlo entre puñetes.
Ya no era suficiente con los más pequeños, Vinicio e Iván. Esto debía subir de nivel, Marquito de los Huracanes le retó a Carlitos de los Esqueletos.
Quedó pactada la hora, cinco de la tarde detrás de la Escuela Isidro Ayora. Nosotros, confiábamos mucho en la fuerza de Marquito y pasamos un par de horas entrenándole y motivándole. Teníamos que ganar, era nuestra esperanza.
Me imagino que lo propio hicieron con Carlitos.
Llegó la hora esperada, cinco en punto de la tarde en el lugar acordado. Pasó quince minutos, media hora y los esqueletos no aparecían. A las seis de la tarde, cuando ya estábamos por regresar, llega Carlitos y el resto de primos. Marquito se puso en posición de combate, Carlitos se acercó tembloroso y pidió tiempo. Qué sucede gritamos todos, Carlitos atinó a decir: "No puedo pelear porque me vengo confesando y mañana tengo que comulgar!!".
Todos nos reímos y nos abrazamos como siempre, creo que esto no ha sucedido nunca le expliqué a Jesús, quien me dijo : " ustedes siempre han sido muy especiales!".
Escuela Isidro Ayora, sede de los mejores partidos de fútbol entre los Esqueletos y Huracanes.
Mi hermano Galito, además de ser un gran y correcto futbolista, era un locutor de primera categoria, al mejor estilo de Carlos Rodriguez Call, el mejor en esa época. Era tan bueno locutando Galito, que alguna vez que le oyó mi tío Wilson, le ofreció entradas a la tribuna del fúbol prefesional.
Eran tan apasionates los partidos de fútbol entre los Esqueleos contra los Huracanes, que al final de uno de ellos, hubo una gresca entre primos, que habría que resolverlo entre puñetes.
Ya no era suficiente con los más pequeños, Vinicio e Iván. Esto debía subir de nivel, Marquito de los Huracanes le retó a Carlitos de los Esqueletos.
Quedó pactada la hora, cinco de la tarde detrás de la Escuela Isidro Ayora. Nosotros, confiábamos mucho en la fuerza de Marquito y pasamos un par de horas entrenándole y motivándole. Teníamos que ganar, era nuestra esperanza.
Me imagino que lo propio hicieron con Carlitos.
Llegó la hora esperada, cinco en punto de la tarde en el lugar acordado. Pasó quince minutos, media hora y los esqueletos no aparecían. A las seis de la tarde, cuando ya estábamos por regresar, llega Carlitos y el resto de primos. Marquito se puso en posición de combate, Carlitos se acercó tembloroso y pidió tiempo. Qué sucede gritamos todos, Carlitos atinó a decir: "No puedo pelear porque me vengo confesando y mañana tengo que comulgar!!".
Todos nos reímos y nos abrazamos como siempre, creo que esto no ha sucedido nunca le expliqué a Jesús, quien me dijo : " ustedes siempre han sido muy especiales!".
Escuela Isidro Ayora, sede de los mejores partidos de fútbol entre los Esqueletos y Huracanes.
Comments
Post a Comment